Extracto del libro “EL CAMPO. En busca de la fuerza secreta que mueve el universo” de Lynne Mc Taggart
“…A medida que los pioneros de la física cuántica entraban en el corazón mismo de la materia, lo que veían los dejaba anonadados. Las partículas más pequeñas de la materia ni siquiera eran materia tal como la conocemos, ni siquiera un ‘algo’ establecido, sino que a veces eran una cosa y otras veces otra completamente diferente. Y lo que es aún más extraño, a menudo eran varias cosas diferentes a la vez. …
… A nivel más fundamental, la materia no puede ser dividida en pequeñas unidades autocontenidas, sino que es completamente indivisible. Sólo podemos entender el universo como una trama de interconexiones. Las cosas que estuvieron alguna vez en contacto siguen estando en contacto a lo largo del espacio y el tiempo…”
“…Los físicos cuánticos descubrieron una extraña propiedad del mundo subatómico llamada ‘no-localización’. Esto hace referencia a la capacidad de una entidad cuántica, como un electrón individual, de influir instantáneamente en cualquier otra partícula cuántica a cualquier distancia y a pesar de que no se produzca ningún intercambio de fuerza o energía. Esto sugiere que las partículas cuánticas, una vez que han estado en contacto, retienen la conexión aunque se separen, de modo que las acciones de una siempre influirán en la otra, por más separadas que estén”
Tal vez se extrañen de leer estos textos y se pregunten qué relación tiene un libro de física con “la intención de sanar”.
Por otra parte, qué es la física cuántica, que es una partícula cuántica…
Con la misma sensación me acerqué a este libro, y tardé varios capítulos en entender por qué razón estaba leyendo semejante engrudo, incomprensible para cualquier humano normal, que no sea técnico entendido en la materia.
Ocurre que este libro no habla sólo de física, y la autora es una periodista de investigación cuyo afán ha sido demostrarnos que lo que las enseñanzas espirituales han dicho, a lo largo de los siglos, tiene un fundamento … científico, y por ende, comprobable.
Y entonces, este libro va relatando los experimentos llevados a cabo, y las conclusiones obtenidas sobre cuestiones filosóficas y espirituales que han sido preguntas existenciales desde la más remota antigüedad.
Sin avanzar mucho más en el texto del libro ya se presentan aquí cuestiones básicas que mueven las estructuras de nuestra manera de ver y entender la realidad que vemos.
Les recuerdo que el subrayado es intencional, porque es el punto que me interesa comentar hoy.
Recordarán que en la escuela nos enseñaron que el átomo es la partícula más pequeña en que un elemento puede ser dividido sin perder sus propiedades químicas.
A partir de aquí comienzan las sorpresas:
1) Pues estamos hablando del mundo sub-atómico. Y resulta que estos elementos, más pequeños que el átomo, y que a su vez, lo componen, se portan muy diferente del átomo. Se portan de tal manera, que a veces son Partícula (un algo, diríamos) y a veces son ONDA (o sea, no algo, sino, otra cosa).
2) El hecho de que sean a veces Onda y otras veces Partícula, a que no se imaginan de qué depende… ¡Del observador! O sea, de nosotros!
3) Estos elementos sub-atómicos, son completamente indivisibles, por lo que, están siempre unidos, y en consecuencia, todo el universo ya no sería un montón de cosas separadas, así como siempre las entendimos, sino Un Mundo de Interrelaciones
4) Cuando 2 elementos han estado alguna vez relacionados, ya nunca dejan de estarlo, por más que lleven un elemento a Japón, y el otro a la Antártida, por lo que las acciones del elemento en Japón influyen sobre el de la Antártida y viceversa. Se realizaron experimentos tales como separar dos células y transportarlas a diferentes lugares con largas distancia, y se observó que al estimular una de las células, la otra recibe el mismo estímulo.
Pasemos todo este razonamiento a nivel de seres humanos, y verán que es aplicable perfectamente.
1) Somos una unidad pero estamos compuestos de órganos, y éstos a su vez de tejidos, y los tejidos de células, y las células de átomos. De ahí en adelante, todo lo dicho para la estructura sub-atómica nos es aplicable.
2) El sólo hecho de concentrarnos en algún proceso lo modifica, y les doy dos ejemplos: la respiración y el bostezo. Cuando nos concentramos en la respiración, ésta cambia su ritmo; con el bostezo pasa algo peculiar, si hablamos de él o vemos a alguien bostezar, no podemos evitar abrir la boca.
3) Nunca más claro que somos una construcción que cumple con las mismas leyes de la materia y en consecuencia , no sólo somos mucho más que un conjunto de órganos y sistemas funcionando junto con ese algo inmaterial que es el misterio de la vida y nos anima. Sino que además, extendiendo el razonamiento, seríamos como entes individuales, tan sólo un elemento de toda la humanidad y tendríamos conexiones con el resto de los seres vivientes, de la misma índole que la que tienen las células entre sí.
4) Este aspecto, que se refiere a la relación permanente que se establece entre dos seres que se han conectado alguna vez, es uno de los más asombrosos. Creo que la forma posible de ejemplificar –teniendo en cuenta que apenas nos introducimos en el tema- es lo que ocurre entre los hermanos gemelos, o entre la madre y su hijo pequeño. Sin ingresar todavía en el tema de la intuición –que dejo para otro encuentro- hemos sido testigos muchas veces, de la conexión íntima que existe en tales relaciones, que a veces asombra por la sincronicidad en que se producen situaciones emocionales o la inmediatez en que ambos integrantes se enteran de las circunstancias especiales por las que el otro está pasando.
Este tema es tan apasionante, que no puedo despedirme sin transcribirles una partecita más, de este primer capítulo:
“…La no-localización hizo añicos los cimientos mismos de la física. La materia ya no podía considerarse separada. Las acciones ya no habían de tener una causa observable en un espacio observable. El axioma fundamental de Einstein no era correcto: a cierto nivel de la materia, las cosas podían viajar más deprisa que la velocidad de la luz…”
“… Tal vez el ingrediente más esencial de este universo interconectado es la conciencia viviente que lo observa. En la física clásica se consideraba que el experimentador era una entidad separada, un observador silencioso detrás de un cristal, tratando de comprender un universo que seguiría adelante tanto si él lo observaba como si no. Sin embargo, en la física cuántica se descubrió que el estado probabilístico de cualquier partícula se colapsa en una entidad fija en cuanto es observada o medida…” (se refiere a que la probabilidad de ser Onda o Partícula es definida por la presencia del observador). “… Para explicar estos extraños sucesos, los físicos cuánticos han postulado la existencia de una relación participativa entre el observador y lo observado…”
“… Esta asombrosa observación también tiene implicancias abrumadoras respecto a la naturaleza de la realidad. Sugiere que la conciencia del observador atrae al ser del objeto observado. Nada en el universo existe como una cosa real e independiente de la observación. Estamos creando nuestro mundo cada minuto de cada día…”
Les dice algo todo esto?
Pudo ser más sencillo de explicar?
Lo siento si les dificulto la lectura, pero creo que no debo subestimar a nadie.
Y les prometo más
Me gustó mucho este artículo Adri! muy bueno!
ResponderBorrarMUY BUENO!
ResponderBorrarexcelente Adri!!!!!!
ResponderBorrarEX CE LEN TE !!!!! Muchas gracias por tu posteo, para leer y releer
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