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ALGO HAY QUE HACER

Antes de que se interrumpa el juego de fútbol de Boca-River, ya había puesto el título a la nota.  Y no tenía nada que ver con lo que pasó, pero evidentemente me equivocaba.  También esto forma parte de lo mismo que nos pasa. 

Se trata del Clásico que ya no puede jugarse con el público visitante por la violencia de las “barras”.  Y ahora parece que no se va a jugar con ningún público.  Los jugadores de River (el visitante) fueron atacados por algunos delincuentes disfrazados de hinchas, con gas pimienta mezclado con alcohol. Les produjeron quemaduras de primer grado, un desastre.

Venía pensando que el clima que vivimos es de tanta violencia psicológica, de tanta violencia simbólica, que la mayoría estamos como anestesiados, dormidos.

Vemos  las escenas que se nos imponen como una catarata que barre valores humanos,  límites, escrúpulos.  Destroza la tela de la que estuvimos hechos como sociedad hasta hace no tanto tiempo.

La trampa, la mentira, le ganó a la Ley.  La falta de castigo por el delito se convirtió en la norma.  Y por lo tanto, se revirtió el orden natural.  Ya no está claro lo que es correcto y lo que no.  

Qué sería lo correcto? Aquellos valores que sostienen la continuidad de la vida en un tejido social.

Qué es lo que sucede entonces?  Como estamos corridos del eje, y nos fuimos del lado contrario a lo correcto, nos estamos “destejiendo”.  Ya no somos un grupo social, somos individuos en un lucha feroz de supervivencia, donde la ley más antigua, la de las fieras (que no es  la ley “de la selva” porque esta es una ley inteligente)  se ha impuesto. Y nos ha “depuesto” como sociedad.

Mientras escribo estas líneas, sigo escuchando los comentarios del partido aún suspendido.  Recuerdo la historia del Coliseo Romano.  Los gritos del público pidiendo que se reanude el partido.  Que nada los prive del show.  A eso los acostumbraron.  Los responsables tienen Miedo de suspender el partido.  Nadie recuerda algo que podría ayudarlos a decidir: pensar qué es lo correcto.

La idea original de este título se refería a qué podemos hacer como ciudadanos ante esta puesta del mundo al revés.

Sigo mirando la escena del partido: los responsables de la organización van a preguntarle a los protagonistas qué van a hacer.  Y se pasan “la pelota”. Creo que van a terminar consultando con el sereno del club.  (Digo “sereno” en el sentido antiguo del “cuidador de la noche”)

Este partido de fútbol nos hace un brutal espejo.  Todos los símbolos están ahí.

Vuelvo al título: Algo hay que hacer.  Y no me refiero “a los otros”.  Me refiero a nosotros. 

A esta altura, se me ocurre que lo más importante es preservar nuestro psiquismo.
No involucrarnos emocionalmente en cuanto sea posible en las luchas a las que nos han empujado con el criminal sentido e intención de que perdamos nuestro eje, la claridad de nuestra conciencia, nuestro poder de discernimiento, nuestra escucha inteligente y observación destemplada de la verdadera escena detrás de lo que se nos muestra.

Mañana escucharemos chistes, ironías, nos reiremos.  Hemos encontrado un excelente mecanismo de defensa: reírnos.  Pero cuidado, reírnos sí, pero no sigamos ocultando la verdad con la risa. 

Qué receta? Qué hacer?

Dejar de “entretenerse” perdiéndose de sí mismos todo el tiempo.

Ver. Escuchar. Discernir. Volver a usar el cerebro.

En fin, si nos despertamos de una vez, aunque sea esto habrá servido para algo.

Adriana Kuperman.   Con La Intención De Sanar


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