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EL DEPREDADOR DE NUESTRA PSIQUIS

            
       Clarissa Pinkola Estés es una psicoanalista junguiana reconocida internacionalmente que ha dedicado veinte años de su vida a escribir un fabuloso libro que les recomiendo enfáticamente “Mujeres que corren con los Lobos”.  Elijo hoy un cuento con el cual ella elabora una teoría sobre el llamado “Depredador Natural”.  

       El cuento es Barba Azul y se los resumo a continuación:
            
    Había una vez… un hombre de gran tamaño, con una extraña barba de tono azulado que cortejó a tres hermanas al mismo tiempo.
    
    Pero ellas eran temerosas y se escondían cuando él iba a visitarlas. Un día se presentó con caballos adornados con cascabeles y cintas carmesí e invitó a las tres hermanas con su madre a dar un paseo por el bosque.  Pasaron un día maravilloso cabalgando y bajo un árbol gigantesco Barba Azul las deleitó con historias deliciosas y manjares exquisitos.
     
     A  su regreso, aún habiéndola pasado muy bien, las dos hermanas mayores conservaban sus sospechas pero la menor pensó que un hombre tan encantador  “no podía ser malo”, por lo que finalmente aceptó casarse con él.
     
     Ya instalados en el castillo un día Barba Azul le dijo a su esposa:
-  Tengo que ausentarme por un tiempo. Puedes invitar a tu familia, hacer un festín y disponer de todo lo que necesites.  Es más, aquí te dejo mi llavero.  Puedes abrir todas las puertas que quieras, la de la despensa, los cuartos del dinero, todas las puertas menos una: esta llave pequeña no la puedes usar.

Por supuesto las hermanas convirtieron en un juego descubrir a qué puerta correspondía esa llave.  Cuando finalmente encuentran a qué puerta corresponde  descubren que es la puerta del horror: en un cuarto oscuro había un lodazal de sangre, huesos y cadáveres apilados.

Llenas de espanto cierran la puerta pero la llave queda manchada de sangre, mancha esta que por mucho que la esposa de Barba Azul intenta limpiar, esto no  es posible.   Ahí estaban los esqueletos de todas sus esposas anteriores.

Barba Azul condena a muerte a su actual consorte pero ésta es salvada finalmente por sus hermanos varones, que a su vez matan a Barba Azul dejando sus despojos para los buitres

La autora identifica a Barba Azul con el “DEPREDADOR NATURAL “ de nuestra psiquis.  No es exclusivo de las mujeres, pero se manifiesta de forma diferente en hombres que en mujeres. 

Me gusta el nombre que encontró la autora para denominar lo que la psicología ha nombrado como “Energía tanática” “Instinto de autodestrucción” “Pulsión de Muerte” y que más sencillamente y con menos dramatismo podemos encontrar en los denominados “autoboicot”, “falta de autoestima”, o la más simple “falta de confianza en si mismo”, entre muchas otras designaciones.
            
        Dice Pinkola Estés “…hay en el interior de la psique un innato aspecto contra natura,    una fuerza contraria a la naturaleza.  El aspecto contra natura   es contrario a lo positivo: es contrario al desarrollo, a la armonía y a lo salvaje.  Es un sarcástico y asesino antagonista que llevamos dentro desde que nacemos, y cuya misión, por muchos cuidados que nos presten nuestros padres, es la de tratar de convertir todas las encrucijadas en caminos cerrados…”

El cuento me obligó  a pensar en cómo funciona mi propio depredador.  No se conforma con ser natural.  Es silencioso, sigiloso, no hace estridencias, se mueve como una araña, tejiendo su tela sobre mi psiquis.  Y de pronto, ¡Zaz!! Me atrapó.  Puedo encontrarlo en mis temores, en las  repentinas gripes, algunos golpes o caídas accidentales, generalmente cercanas a lograr algunos objetivos largamente esperados.

Los invito a dialogar con su propio Depredador Natural. 

Tiene una participación muy activa en sus vidas?

Ha sembrado dudas en ocasiones donde es necesario tomar decisiones sobre cambios importantes?

Se ha interpuesto en sus intuiciones, considerándolas ridículas?

Los ha inducido a tomar los “caminos seguros”, y tal vez, los ha hecho estancarse, o equivocarse?

Me animo a decirles algo :  Si uno se desconecta del propio motor propulsor, esa fuerza vital que nos impulsa desde que empezamos a vivir por nuestra cuenta, una vez lanzado el grito del nacimiento, podemos circular un cierto tiempo, no mucho.  Pronto comenzarán las señales.  Y si no las atendemos, esas señales se convertirán en síntomas.  Y si nos empeñamos en la ceguera y sordera los síntomas convergerán en una enfermedad.

Un entramado interesante se despliega al abocarse a entender cuál es el motivo de resignarse a no ser y no hacer aquello que en nuestro íntimo fuero deseamos con ardor.
        
        Dejar por mucho tiempo de lado quienes somos en esencia, quienes queremos ser... no es gratis.  Esta resignación enferma.

Uno puede postergarse de sí mismo un tiempo, ocultarse de sí mismo, esconderse de uno mismo, pero sólo un tiempo. 
        
        De alguna forma la Vida se encarga de recordarnos que así no es, que nacimos con un propósito y es lo que principalmente tenemos que cumplir.  Para así poder dedicarnos a todo el entorno que nos construimos y nos rodea. 
        
        Pero si vinimos a pintar, pintemos, si vinimos a cantar, cantemos, si vinimos a curar, viajar, enseñar, conducir, negociar, escribir, hagámoslo. 
        
        Alguien puede estar esperando que hagamos lo nuestro, para poder hacer lo propio.






Comentarios

  1. Gracias Eugenia! y Liquidación de Haberes! ( me gustaría saber tu nombre)

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  2. Me encantó Adri! que bueno que puedas tener ésta claridad y pasarlo a texto, ya no puedo decir a papel. Quisiera comentarte que me disparó su lectura. Primero, me acordé de un artículo de Freud "los que fracasan al Triunfar", y despúes pensé, es un largo camino,proceso hasta que nos damos cuenta, cual es nuestro propósito en ésta vida, ahí sí no podemos dejar de seguirlo. un beso y nuevamente felicitaciones isabel.

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  3. Adri, tu exquisita manera de explicar, hace que resulte hasta sencilla la comprensión de lo no tan simple, gracias¡

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    Respuestas
    1. Muchas gracias Liyu! me gusta saber que resulta sencilla la lectura!

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